Heterogeneidad y fallas de coordinación como trabas históricas del Mercosur

Publicado el 2015-11-04 » 3845 Views» Por Ignacio E. Carballo » América Latina, Gobernanza, Mercosur

"XLV Reunião de Cúpula do Mercosul" Blog de Planalto vía Flickr (CC BY-NC 2.0)

“XLV Reunião de Cúpula do Mercosul” Blog de Planalto vía Flickr (CC BY-NC 2.0)

Actualmente, las relaciones exteriores ocupan un lugar prioritario (sino primordial) al momento de plantear metas y objetivos en el desarrollo de cualquier nación.

En este sentido, el comercio internacional se encuentra fuertemente arraigado al mapa geopolítico vigente haciendo que las negociaciones colectivas, por dar un ejemplo, sean hoy una condición necesaria para cualquier país que pretenda explotar sus ventajas comparativas o bien impulsar el desarrollo de algún sector en particular (i.e. con fines estratégicos).

Por estos motivos, las uniones económicas y aduaneras han ido tomado mayor protagonismo en la escena política internacional, no solo en lo que respecta al comercio entre sus miembros sino también (y probablemente igual o más importante aún) en lo que respecta al comercio con otros bloques o uniones económicas.

En el ámbito regional de América del Sur, con el Tratado de Asunción en 1991 y el protocolo de Ouro Preto en 1994, nace el Mercado Común del Sur (más conocido como Mercosur). Este proceso de integración conformado inicialmente por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay al cual se ha incorporado Venezuela y próximamente lo hará Bolivia (1), ha buscado desde sus albores la “integración competitiva” de las distintas naciones al mercado internacional.

Cierto es que la realidad económica y política mundial se ha modificado notoriamente desde aquellos días, cuando la agenda internacional era una de re-estructuración post-guerra fría tenida por la búsqueda de una mayor internacionalización en las políticas exteriores. Con el correr de los años, ya sea por la fuerte re-formulación sufrida en el marco geopolítico (con nuevos o más definidos actores), por las consecuencias de una Organización Mundial del Comercio (OMC) no tan prometedora como la de aquel entonces, o bien por la huella dejada tras las fallidas recomendaciones promovidas por el Consenso de Washington, el tablero donde le toca jugar al Mercosur es sustancialmente distinto al que enfrentaba a principios de los noventa.

Sin embargo, más allá de las dificultades que ha debido sortear el bloque en lo que respecta al flanco externo, otras muy importantes se le han impuesto de modo interno, actuando como trabas o limitantes frente al posicionamiento y al desarrollo del grupo en su conjunto.

Son las distintas heterogeneidades y las fallas (o falta) de coordinación entre sus miembros, las que han sido una suerte de talón de Aquiles para un Mercosur que pareciera no terminar de alinear sus objetivos.

Desde el punto de vista económico, la asimetría en las estructuras productivas ha sido un arma de doble filo que pareciera haber impulsado las ventajas comparativas, en cierta medida, pero también incrementado artificialmente ciertas exportaciones o impulsado el desarrollo de otras industrias poco competitivas.

Por otro lado, a pesar de los avances realizados en los últimos años, el Mercosur no ha sido eficaz al momento de configurarse como un bloque homogéneo de cara al sistema internacional, dificultando la coordinación y adopción de posturas comunes en instancias de negociación frente a terceros. Esto ha llevado a que algunos miembros recomendaran avanzar en la idea de flexibilizar la unión aduanera de modo tal que cada país pueda negociar por separado con otros bloques regionales como se discutió en última cumbre celebrada el pasado 17 de julio en la ciudad de Brasilia (casos de Uruguay y Paraguay para con la Unión Europea).

Pero los conflictos y las demandas no son únicamente hacia fuera del bloque. La solicitud del fin en las trabas al comercio hacia dentro del mismo ha hecho fuerte eco entre sus integrantes. Sobre todo al respecto de las trabas que Argentina ha impuesto desde el año 2012. Esta demanda, impulsada inicialmente por Paraguay y Uruguay, ha sido acompañada por Brasil quien, tras notar que la participación de sus exportaciones en el Mercosur cayó un 15% en el 2014 respecto al año anterior, mostró un fuerte interés en la propuesta.

Como producto de estos reclamos y de distintas negociaciones, Argentina aceptó eliminar en diciembre próximo las barreras no arancelarias para el comercio interno del bloque. Reclamo que debería llevar adelante de cualquier modo, producto del reciente fallo de la OMC sobre las Declaraciones Juradas y Anticipadas de Importación (DJAI).

Por su parte, el bloque pactó negociar en conjunto con la Unión Europea a pesar de los pedidos de Paraguay y Uruguay.

Esta heterogeneidad intra-bloque, reflejada en las fuertes disidencias de opinión en tanto posturas y políticas, está lejos de ser una característica netamente contemporánea.

Desde su constitución, los países miembros poseían objetivos y perspectivas muy disímiles. De hecho, según afirman algunos autores, el bloque no se originaría como un proyecto de impulso económico tal y como lo conocemos en la actualidad. Sino más bien como uno de impulso político llevado adelante por dos naciones que retornaban a la democracia.

Particularmente para Brasil, el Mercosur pretendía ser un móvil que le permitiría re-posicionarse y ser reconocida como potencia regional en el ámbito internacional a través de un mayor poder de negociación. Para Argentina, en cambio, sería uno de expansión comercial en el proceso de desregulación y apertura económica llevado adelante durante la década de los noventa. Paraguay y Uruguay, por otro lado, lo concibieron como un simple mercado ampliado.

Aparte de los objetivos iniciales, otra fuerte asimetría acarreada desde su origen fue (y es) la falta de coordinación. Cuenta de ello es la ineficiente aplicación del Arancel Externo Común. A la fecha, no solo se estima que una parte importante del comercio no sufre dicho arancel (se calcula un 30% aproximadamente), sino que muchos miembros cobran aranceles a bienes con plena discrecionalidad sin plantear siquiera la discusión dentro del bloque.

De este modo, frente a un contexto internacional caracterizado por su dinamismo y por el constante cambio no solo en las reglas del juego sino también en los jugadores, el Mercosur como bloque posee las bondades necesarias para impulsar económicamente a sus miembros y beneficiarse de las heterogeneidades que los caracterizan.

En este sentido, y a casi 25 años de aquel Tratado de Asunción, pareciera que las trabas más importantes que aún debe enfrentar el Mercosur son impuestas por sus propios integrantes, producto de la falta de coordinación y acuerdos consistentes de mediano y largo plazo.

En otras palabras, las aspiraciones tan bien definidas por la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) al respecto de la sincronización de los distintos procesos subregionales que hoy actúan en Suramérica (Mercosur, Comunidad Andina, el Alba, la Alianza para el Pacifico, Aladi) para aunar esfuerzos, eliminar duplicidades y sumar sus fortalezas; se tornan impensables sin avanzar en primer término hacia dentro de los propios bloques.

En resumen, se vuelve prioritario entonces que los distintos gobiernos del Mercosur procedan en una mejora respecto de la coordinación intra-bloque así como en la elaboración de proyectos de cooperación a largo plazo con el fin de conformar un proceso de integración que funcione como un verdadero organizador e interlocutor de toda la región, potenciando las complementariedades brindadas por la heterogeneidad de sus miembros y minimizando así las diferencias que pudiesen existir en cuanto objetivos individuales se refiere.


1.- Recordemos que la adhesión de Bolivia se había rubricado en 2012 pero faltaba la aprobación de Paraguay, quien estaba suspendido desde la destitución de Fernando Lugo (hecho concebido como una violación de las cláusulas del Mercosur). Paraguay normalizó su situación en 2013, luego Horacio Cartes reclamó que se firmara un nuevo acuerdo.

Bibliografía

Bernal-Meza, R. (2001). El MERCOSUR y las contradictorias políticas de Argentina y Brasil. Carta Internacional9(102).

Caetano, G., & Antón, R. P. (2001). La consolidación institucional del Mercosur: el rol de los parlamentos. De Sierra, Gerónimo.(comp.): Los rostros del MERCOSUR. Los difíciles caminos de lo comercial a lo societal, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires.

Maffei, B. L. (2010). Parlamento del MERCOSUR: Perspectivas y desafíos para una verdadera representación ciudadana. Revista Eletrônica de Direito Internacional7, 100-130.

Rusell, R., & Tokatlian, J. G. (2002). De la autonomía antagónica a la autonomía relacional: una miradad teórica desde el Cono Sur. Perfiles latinoamericanos: revista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede México, (21), 159-194.

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Sobre el Autor


Especialista en Inclusión Financiera, Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires con título cum-laude y magíster por la Universidad Autónoma de Madrid del International Master in Microfinance for Entrepreneurship (IMME) con diploma de honor mediante beca otorgada por la Fundación Carolina. Posee certificados de Analista en Microfinanzas por la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) y UNED de España y de Experto en Microfinanzas (CEMF) por la Frankfurt School of Finance & Management, Alemania. A su vez, es doctorando en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) becado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Se ha desempeñado como Investigador en el Centro de Investigación Aplicada perteneciente a la Escuela de Negocios de la Pontificia Universidad Católica Argentina y en el IAE Business School de la Universidad Austral además de haber colaborado en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y en proyectos de consultoría internacional financiados por el BID-FOMIN. Es profesor en la Universidad Católica Argentina (UCA) en la asignatura Economía Argentina, en Microeconomía II dictada en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del curso de Posgrado en Inclusión Financiera, Microfinanzas y Desarrollo de la UCA. Actualmente, colabora en investigación en el Centro de Innovación de los Trabajadores (CITRA-CONICET) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Posee un blog personal de actualidad económica: www.ignaciocarballo.weebly.com