Ni Rey, ni Sáhara, ni Derechos
El drama que vive el Sáhara occidental, región catalogada como uno de los 16 territorios no autónomos en el mundo que están bajo supervisión del Comité de Descolonización de Naciones Unidas, nos exige reflexionar sobre las condiciones de los derechos humanos que cada día se ven lesionados por el Reino de Marruecos mismo que desde hace casi 14 años lidera Mohamed VI.
Casi unánimes son las conclusiones de diversos informes oficiales del Departamento de Estado de EEUU y de Organizaciones no gubernamentales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional al señalar al gobierno de Marruecos como el principal responsable de violaciones sistemáticas de derechos fundamentales de la población Saharaui, como la libertad de expresión, libertad de manifestación, detenciones arbitrarias, procesos judiciales injustos, restricciones de asociaciones y asambleas, hostigamiento policial y continuas prácticas de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes.
Pero ¿qué es lo que quiere ocultar el gobierno de Marruecos? ¿Por qué la reticencia para aceptar los datos revelados a la opinión pública internacional?
No habrán muchos disensos en conceder que el gobierno del Rey Mohamed VI ha mejorado en cierta medida la situación de los derechos en el país respecto de su antecesor Hassan II, pero la realidad imperante hoy en día refleja también que Marruecos dista de ser una democracia con las condiciones necesarias para el mejoramiento de los derechos de sus ciudadanos.
El régimen de Mohamed VI se ha caracterizado por el control casi absoluto sobre los medios de comunicación, acallando a aquellos que representen oposición, la permanencia en las leyes civiles de repudia unilateral a las mujeres marroquíes por parte de sus maridos, procesar a ciudadanos que en ejercicio de su libertad de expresión han criticado a la religión dominante, la existencia de la pena de muerte, la criminalización de parejas por el solo hecho de ser homosexuales, Tribunales que rara vez dictan un juicio justo y un largo etcétera de vulneraciones que reflejan la decadencia de una monarquía que por antonomasia ha generado un régimen de súbditos y no de ciudadanos.
Sin embargo el problema tiene dos caras pues el Frente Polisario que es el “Movimiento de Liberación Nacional del Sáhara Occidental” que trabaja para acabar con la ocupación de Marruecos y conseguir la autodeterminación del pueblo saharaui, mismo que controla una parte del Sáhara Occidental, también ha jugado en detrimento de los derechos, al monopolizar el discurso político marginando a quienes disientan, e incluso reconociendo que existe aún en la región prácticas de esclavitud, sobretodo en minorías de raza negra.
En suma, la complejidad del problema en esta parte del mundo genera la necesidad de que naciones como Estados Unidos y Francia sigan expresando propuestas de resolución del conflicto, además en esta misma línea, organismos regionales que tienen interés directo en el conflicto como la Liga Árabe y la Unión Africana de Naciones adopten medidas que coadyuven a esta región del mundo que esta ávida y necesitada de democracia y derechos.